Seis días no hacen una semana, al igual que
 una mera atracción física no conlleva a que haya amor entre dos 
personas. Así en un primer momento lo creyeron Corie y Paul Bratter 
(interpretados por Jane Fonda y Robert Redford respectivamente) en Descalzos por el parque. 
De primeras sí que es el ingrediente principal, pues el bizcocho no sube
 sin levadura y el motor para poner en marcha una relación, queramos o 
no, es la atracción. Porque señores, para algo tenemos ojos en la cara. Luego ya vendrá lo que tenga que venir. 
Se
 suele decir que los polos opuestos se atraen o que tienes que encontrar
 a tu media naranja (esa persona que es igual a ti), vamos, lo que le conviene a 
cada uno. Igual están las crisis de los tres meses, la de los siete años o 
la de los cincuenta. Está claro que cada uno va creando mitos conforme a lo
 que le va sucediendo y eso no está mal, pero sí cuando creemos que la 
historia de los demás nos va a ocurrir mientras que olvidamos el pequeño factor de 
que todos somos diferentes. Sí, parecidos y en condiciones semejantes, 
pero diferentes. En el caso de Corie y Paul, tienen personalidades muy 
distintas: la alocada y el "poste", la activa y el que mira... y es que 
cuando ellos se dan cuenta de esta realidad piensan que la única 
solución es el divorcio puesto que Corie sería incapaz de estar borracha
 sin que se le notase y Paul nunca podrá andar descalzo por el parque. 
No obstante, ellos nos demuestran que no es así, que no se trata de 
irse a ningún extremo y de que se están equivocando al superponer sus 
diferencias al amor que se tienen. Que para que una relación funcione hay que pensar siempre en el otro, querer hacerle feliz y que se sienta importante, porque al menos para tí, sí que lo es. 
 * Descalzos por el parque (1967). Vestuario: Edith Head 

