miércoles, 18 de junio de 2014

EL IMPRESCINDIBLE VIAJE DEL CREATIVO

Katrina contempló el paisaje que el tren dejaba rápidamente atrás. Se preguntó cómo era posible que la última vez que había viajado al mismo lugar no vio la tierra tan roja o los campos tan dorados. Empezó a imaginar cómo podía combinar aquellos colores que de una forma tan salvaje se unían, algo realmente complicado pues solo se le perdona a la naturaleza sus atrevidas composiciones.

Pronto, los tipos de telas, los patrones de los diseños y las gamas cromáticas dejaron de interesarle. Había dado con la clave para dar rienda suelta a su imaginación. Quizás muchos ya lo habían dicho pero muchas veces no crees algo hasta experimentarlo. Viajar, viajar, viajar. No importa que repitas de destino. Siempre será diferente porque las circunstancias lo cambiarán. Puede que una tormenta haya tirado esos viejas hamacas del jardín o que hayas sufrido una desgracia que te vincule a los colores apagados. 



Es paradójico como algo que no tiene límites como la creatividad, parta de una base, de un algo que desencadene nuestra imaginación. Aunque sea un folio en blanco o un espacio en negro. De ahí empezarán a nacer nuevas inspiraciones que serán más fructíferas y originales al aumentar la experiencia en el mundo de lo desconocido. Adentrarse en distintas ciudades y luego volver a ellas después de cierto tiempo. Conocer a sus habitantes, su cultura, su comportamiento. El olor del aire que se respira, el sabor de los alimentos que se comen... Los ojos de Katrina están ahora abiertos de par en par, expectantes a todo lo que pueda pasar para que no se le vuelva a escapar ni el más pequeño detalle.


sábado, 7 de junio de 2014

GAUDEAMUS IGITUR

Me dijeron que llegaría rápido, pero no creí que fuera tanto. Ahora está aquí, ya todo ha terminado. Meses pensando en el día de la graduación que luego pasó sin apenas darme cuenta. Una fuerte mezcla de prisas y emociones. Todavía no me hago a la idea. Graduada, con un título en el bolsillo que solo los mi alrededor pueden ver. ¿Y ahora qué?

Después de vivir en un piso de estudiantes, de crear mi ritmo de vida, mi horario, mi reglas... quizás no tan distintas a las de mis padres, toca regresar de nuevo al hogar dejando otro atrás. Sí, otro. Porque por mucho que se cayera a trozos, las bombillas se fundiesen continuamente y la nevera estuviese casi siempre vacía, no se puede quedar en un simple piso. Porque por muy distintas que fuésemos, formábamos una familia con todos sus ingredientes.

No obstante, el calor del verano todavía no me deja darme cuenta de que la vida universitaria ha acabado. Quizás, el aire fresco de septiembre junto a la monotonía de la rutina, me hagan ver la realidad... Ahora es el momento de encontrar ese lugar que solo yo puedo ocupar descubriendo lo que realmente se me da bien, me hace feliz y con lo que puedo ayudar a la sociedad.