sábado, 1 de marzo de 2014

-LA CHICA DEL VESTIDO ROSA-

Todavía recordaba la última vez que la había visto. 

Con su vestido rosa y su sonrisa radiante. 

Ni en aquel momento ella había dejado de lado su cursilería y su afán por actuar. 

Muchos la consideraban artificial por ello pero para él, eso había sido lo que le había atrapado. 

Era ese toque infantil que tenía de querer ser el centro de atención, de buscar las miradas a su alrededor y de tomarse la vida muy poco en serio. 

Pero eso era lo más divertido. 

Estaba harto de los días grises, de la rutina vacía y de todas esas caras amargadas que desfilaban por las calles sin ningún destino. 

Era verdad que ella se emocionaba por cualquier cosa, pero ahí estaba la gracia. 

¿No se trataba de no acostumbrarse a lo extraordinario? 

Con ella a su lado, él también era capaz de sentir...

Que despertarse era un gran milagro además de otra oportunidad

Que la sonrisa de cualquiera es un gran regalo que desempaquetar

Y de que mañana es un gran misterio que pronto se va a revelar.