Las mareas se han llevado los malos ratos, ahora solo queda el último trago. El último trago del verano que sabe tan dulce como amargo.
Los bronceados son el reflejo del descanso. Las latas compartidas de Coca-Cola, de los momentos de alegría. El número de pulseras de colores, de las noches insensatas. Las suelas gastadas de las chanclas, de las caminatas sin destino. Y el número de bocadillos del chiringuito, de los planes imprevistos.
Hay que disfrutar ahora de las mañanas sin despertador porque en la agenda no queda espacio para los horarios. Disfrutar de una Estrella de Galicia en la orilla mientras te empapas de puestas de sol, todas distintas pero iguales. Disfrutar de un beso con sabor a sal mientras te hundes en la arena. Disfrutar y saborear la última gota del vaso que queda pues, poco a poco, los días se van acortando. La arena de la playa está cada vez más fría, el mar comienza a embravecerse y las despedidas están a la vuelta de la esquina.
Y es que toca repartir los premios del verano (al más moreno, al que más chapuzones se ha dado, al que más ha bebido, al que ha ganado casi todas las partidas de cartas...). Toca planear cuándo y dónde será el próximo encuentro en el que recordareis todas las historias del verano. Toca comprobar qué te falta tachar en tu lista de "Cosas por hacer". Toca también decidir si quieres que esa persona sea solo tu summer love. Toca disfrutar del último trago del verano que te servirá para coger fuerzas para el resto del año.
Y es que toca repartir los premios del verano (al más moreno, al que más chapuzones se ha dado, al que más ha bebido, al que ha ganado casi todas las partidas de cartas...). Toca planear cuándo y dónde será el próximo encuentro en el que recordareis todas las historias del verano. Toca comprobar qué te falta tachar en tu lista de "Cosas por hacer". Toca también decidir si quieres que esa persona sea solo tu summer love. Toca disfrutar del último trago del verano que te servirá para coger fuerzas para el resto del año.