lunes, 4 de noviembre de 2013

LA PRINCIPAL RAZÓN POR LA QUE TENER UN PARAGÜAS

No recordaba cuando había sido el momento en el que había comenzado a echar de menos un paragüas. Antes le daba igual, incluso le parecía un coñazo llevarlo. Que si no combinaba con lo que llevaba puesto, que si no cabía en el bolso, que si no podía abrirlo cuando hacía viento... eran innumerables todas las pegas que encontraba, hasta que comenzó, sin darse cuenta, a tener innumerables razones por las que tener un paragüas, pero la que prevalecía sobre todo era la de que el pelo mojado es de lo peor. Ya no que te puedas coger un resfriado calándote entera, sino ir guapa sobre todas las cosas. Evidentemente, escoger un paragüas perfecto no iba a ser moco de pavo. De manera que sobrevivió los primeros dos años universitarios con un paragüas barato de Zara, pero de estos plegables que no valen para nada por mucho que sean muy monos. Parece ser que fue cuando comenzó la universidad que había empezado el dilema del paragüas. Por otro lado, también iba a tener que encontrar uno que pegase con todo lo que se pusiese, uno fuerte y resistente... hasta que lo encontró.


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