martes, 22 de abril de 2014

AQUÍ Y AHORA

Tras la misma ventana van circulando, día tras día, lluvia y rayos de luz. El árbitro anuncia el comienzo del primer round. No obstante, ninguno prestamos atención ya que aunque tengamos una pequeña inquietud por saber cuánto tardará el invierno por darse por vencido, nos obcecamos en el resultado de esta pelea: la primavera ganará obedeciendo al ciclo de estaciones. No pensamos tanto en el transcurso como en el final de la batalla.

Pero es que parece que no lo podemos evitar. Estar constantemente pensando en aquello que esperamos y creemos que llegará. Y es que cuando ya aparece una micropartícula de pensamientos de esta clase, el objetivo que ya empezábamos a acariciar, se aleja con creces hasta convertirse en una hormiga a la que queremos volver a aplastar. Ya lo decían los maestros zen: "Si tienes un ojo puesto en el destino que esperas alcanzar, solo te queda otro para que te guíe en el viaje".

Porque todos sabemos la teoría: lo que importa es aquí y ahora. Llenamos nuestra mente de preocupaciones sobre cosas que luego no ocurrirán. Malgastamos el tiempo presente en pensar en un futuro que puede que no llegará. Solo hace falta que nos recordemos una y otra vez que hoy es un regalo que tenemos que aprovechar llueva o el sol brille en lo más alto. Porque nuestra alegría no debe estar sometida a las caprichosas leyes de la naturaleza. Porque por eso somos hombres libres, que deciden si quedarse en la cama o salir a bailar bajo la lluvia.




sábado, 5 de abril de 2014

DRUNK IN LOVE

Me dijeron que mi primer amor fue aquel chico de infantil que se comió una margarita por mí. Me dijeron que como mucho podía ser el primer chico al que besé. Me dijeron tantas cosas y yo, incrédula de mí, me las creí todas. Todas hasta que mi propia experiencia comenzó a dar baches, en ese liso y recto camino que habían despejado para mí. 

Si no hubiese llegado a conocerle, jamás lo habría descubierto. El resto de los hombres que habían desfilado por mi vida apenas habían aportado nada, quizás unas efímeras sonrisas o una pasajera emoción. Pero él... él... solo pensar en él me embotaba la cabeza. Diría que en esos momentos (como ahora) mi corazón dejaba de latir, pero el simple hecho de seguir respirando me decía que era imposible.

Os preguntareis entonces qué hacía que él fuese mi primer amor. Pues bien, os puedo decir que no era el más guapo, aunque sí el que tenía las imperfecciones más hermosas. Os puedo decir que no era el que mejor besaba, aunque sí el que me acercaba con más cuidado. Os puedo decir que no era el más gracioso, aunque sus tonterías eran las que más me hacían reír. Os puedo decir tantas cosas como me dijeron a mí y aunque todas ellas sean reales y sinceras, os tengo que decir que lo que hizo que fuese él mi primer amor fue su incansable lucha por mi felicidad.