sábado, 7 de junio de 2014

GAUDEAMUS IGITUR

Me dijeron que llegaría rápido, pero no creí que fuera tanto. Ahora está aquí, ya todo ha terminado. Meses pensando en el día de la graduación que luego pasó sin apenas darme cuenta. Una fuerte mezcla de prisas y emociones. Todavía no me hago a la idea. Graduada, con un título en el bolsillo que solo los mi alrededor pueden ver. ¿Y ahora qué?

Después de vivir en un piso de estudiantes, de crear mi ritmo de vida, mi horario, mi reglas... quizás no tan distintas a las de mis padres, toca regresar de nuevo al hogar dejando otro atrás. Sí, otro. Porque por mucho que se cayera a trozos, las bombillas se fundiesen continuamente y la nevera estuviese casi siempre vacía, no se puede quedar en un simple piso. Porque por muy distintas que fuésemos, formábamos una familia con todos sus ingredientes.

No obstante, el calor del verano todavía no me deja darme cuenta de que la vida universitaria ha acabado. Quizás, el aire fresco de septiembre junto a la monotonía de la rutina, me hagan ver la realidad... Ahora es el momento de encontrar ese lugar que solo yo puedo ocupar descubriendo lo que realmente se me da bien, me hace feliz y con lo que puedo ayudar a la sociedad.